El informe de Mapfre Economics, el Servicio de Estudios de Mapfre, destaca la recuperación del mercado español de seguros durante 2021, con un volumen de primas de 61.831 millones, un 5% más que el año previo, siendo el crecimiento del segmento de Vida del 7,9% (Vida Ahorro del 9,1% y Vida Riesgo del 3,4%) y del segmento de No Vida del 3,3%. A

El gasto medio en seguros en Galicia, de 914,9 euros por habitante, se sitúa por debajo de la media española. En total, los españoles gastaron una media anual de 1.303,5 euros en seguros en 2021, lo que supone un incremento de 60,7 euros respecto al año previo, con subidas en ambos segmentos del mercado.

Pese a este cambio de tendencia en la densidad, la brecha de aseguramiento (BPS), que representa la diferencia existente entre la cobertura de seguros que es económicamente necesaria y beneficiosa para la sociedad, y la cantidad de dicha cobertura efectivamente adquirida, se situó en 2021 en 36.700 millones de euros, representando el seguro de Vida el 99,6% de la misma, lo que indica el todavía insuficiente desarrollo de este segmento en España. “Desde el punto de vista de su estructura, la composición de la BPS sigue confirmando el insuficiente desarrollo del segmento de los seguros de Vida”, explican desde Mapfre Economics. Por su parte, el mercado potencial de seguros en España (representado por la suma del mercado asegurador real y la BPS), se habría elevado a 98.500 millones de euros, lo que significa un 59,3% más que el volumen de primas observado en el ejercicio.

Previsiones de negocio asegurador

Como novedad, el estudio recoge las previsiones para el negocio. En este sentido, el Servicio de Estudios recuerda que 2022 ha comenzado con un dinamismo similar al de 2021, con fuerte crecimiento, pero hay tres cambios fundamentales que han sobrevenido al entorno económico global, europeo y especialmente al español, y que van a condicionar la evolución del negocio: “Una minoración del crecimiento económico previsto para 2022, que postergará aún más la recuperación de los niveles de actividad previos a la pandemia, un entorno inflacionario sensiblemente superior iniciado antes del conflicto en Ucrania y un entorno de tipos de interés más restrictivo ante la perspectiva de normalización monetaria y el tensionamiento de los spreads de crédito, especialmente en los países vulnerables como España”.