Cambios en la estrategia

Si se observa de cerca y detenidamente una colonia de hormigas, se aprende mucho sobre el funcionamiento de una “sociedad” organizada.

Podemos simular un terremoto, un huracán o una inundación y destruir en pocos segundos lo que les ha llevado muchos días armar. Acto seguido algo empieza a ocurrir: una veloz reconstrucción se produce, las hormigas se agrupan para flotar sobre el agua si es el caso, y si se ha derrumbado su hormiguero, ya están prestas a rehacer el conducto hacia sus cuevas subterráneas. Siempre comunicándose, siempre coordinadas las unas con las otras.

Algo parecido ocurre con las empresas fuertes (lo que no quiere decir grandes), las empresas resilientes, cuando las condiciones del entorno cambian drásticamente y un replanteamiento de las circunstancias se cierne sobre su planificación anual. Los cambios en las condiciones existen y la capacidad de reacción es uno de los resortes de subsistencia más necesarios para una organización, y por ende, para un ejecutivo. Ya se sabe, la constante es que todo muta.

Si, la estabilidad es una de las condiciones necesarias para la fluidez en el funcionamiento del entorno empresarial. Pero la verdad es que los cambios son parte intrínseca de su realidad y sus líderes están allí para otear el horizonte y dirigir al equipo a responder a dichos cambios.

El entorno es un factor fundamental para analizar la competitividad de las empresas. Hay un entorno específico formado por el ecosistema de relaciones en las que se desenvuelve la organización. El otro es un entorno general, en el que entran los factores tecnológicos, socioculturales y también políticos y económicos de nivel macro… y no hay debacle que pueda contra una adecuada capacidad de respuesta y de recalcular la ruta.

Hay eventos localizados que afectan a un sector en especial y hay eventos nacionales o internacionales que afectan a algunos sectores más que a otros o al conjunto del sistema económico. Es el caso, por ejemplo, de las 4 mil empresas  que han salido de Cataluña debido a los sucesos políticos de extrema gravedad ocurridos allí. Otro cambio perturbador se puede producir en toda España ante un cambio de gobierno.

Ante estos cambios son múltiples los escenarios posibles, uno de ellos es que básicamente no cambie nada sustancial. Estamos acostumbrados a movernos en terrenos movedizos y básicamente,  antes que dejarnos invadir por la incertidumbre o por la creencia de que sólo existe una línea para salir adelante, la verdad es que la mejor opción que entendemos es: trabajar, trabajar y trabajar. Continuar trabajando.

Cuando nos hemos visto en mercados internacionales como China una cosa nos ha quedado clara por comparación: en cada país hay una cultura empresarial que le es propia, y los españoles tenemos la nuestra y es el de ser creativos, resistentes y acostumbrados a resolver con una gran inventiva las situaciones que se nos presentan.

Eso para hablar de las distancias cortas; hablando de situaciones más complejas lo cierto es que a veces se impone el uso de herramientas más potentes para tratar de adaptar el negocio a los nuevos entornos. El análisis estratégico ofrece soluciones de distinto tipo en ámbitos de la gestión, fiscalidad, financiación, márketing o recursos humanos… incluso, pueden ser necesarios nuevos planteamientos tecnológicos ante el cambio de situación de las organizaciones en el mercado. Igual si se trata de la empresa en particular, de sectores o de un cambio de reglas económico.

Un poco de cintura y de confianza en el sistema en sí mismo es deseable para que, por encima de los cambios del entorno y del mercado, el desarrollo del tejido empresarial siga dando buenas señales. Vivir con calma y flexibilidad los imprevistos añadirá certidumbre a nuestra gestión.