Profesiones de riesgo

El próximo 2020 se cumplirán tres décadas del fin de la URSS. Es muy probable que buena parte de los jóvenes de hoy ni siquiera reconozcan estas cuatro letras juntas. Durante 73 años el régimen socialista ejerció el poder y tuvo tiempo para construir un marco legislativo que regulaba la vida de los soviéticos e incluso de los llamados países satélites.

Pero ya han pasado 30 años desde que la URSS se vino abajo. Tiempo más que suficiente para cambiar, para adaptarse a un nuevo sistema económico y, en principio, también a un nuevo sistema político que intenta parecerse a nuestras democracias, aunque no parece que lo consiga.

Llama la atención que seis lustros después del fin del régimen socialista aún estén vigentes algunas leyes de la era soviética. Sorprende más aún que tampoco se atisbe interés ni voluntad en derogarlas.

El presidente de la Federación rusa, Vladímir Vladímirovich Putin, no ha labrado su prestigio por su convicción en afianzar la democracia o respetar los derechos humanos en su país, ni en los de sus vecinas Repúblicas. Por tanto tampoco debemos esperar muchos cambios en materia de igualdad entre sexos. 

En la Rusia actual existen 456 profesiones que están prohibidas para las mujeres. Esta prohibición está recogida en una ley en vigor desde la época soviética. El argumento que justifica esta evidente discriminación por razón de sexos ha sido -y lo es aún- que son oficios peligrosos.

Las rusas no pueden, por ejemplo, conducir un gran camión, ni el metro, tampoco pueden ser capitanas de barco aunque hayan viajado al espacio…No pueden trabajar en una mina a cielo abierto. Sin embargo, en 1917 -a pocos meses de la Revolución Rusa- el gobierno creó los “batallones de la muerte”, unidades exclusivamente de mujeres para reforzar a un ejercito exhausto por la guerra. Resulta por tanto curioso que argumenten que esas 456 profesiones son peligrosas para las mujeres…

En un acto de avance sin parangón, el gobierno ruso prepara una reforma de la dichosa ley. No se trata de derogarla, claro que no -seguirán protegiendo a las mujeres de esos trabajos tan peligrosos- pero “sólo” quedarán 100 profesiones vetadas. 

En nuestro mundo desde hace mucho tiempo se considera que la legislación abierta en materia de aborto es un criterio para valorar el carácter desarrollado o progresista de un país. Lo cierto es que esta Rusia que prohíbe a las mujeres ejercer como soldadora o trabajar en una mina fue el primer país del mundo en 1917 en legalizar el aborto de manera gratuita y voluntaria… Paradojas de la historia.