Tras la orden de desahucio de las pizarreras

El presidente de Irosa-Samaca confía en alcanzar una solución que permita al grupo seguir operando

Rogelio López, presidente de Grupo Irosa- Samaca, compareció en rueda de prensa en la sede del Clúster da Pizarra de Galicia en Carballeda de Valdeorras (Ourense) para exponer la situación a la que se enfrentan las empresas que preside. En su opinión, el desahucio es “injusto”, pero confía en encontrar una solución.

El presidente de Irosa-Samaca confía en alcanzar una solución que permita al grupo seguir operando
Rogelio López compareció hoy en rueda de prensa en la sede del Clúster da Pizarra de
Galicia para explicar de forma cronológica los hechos que han llevado a la situación
de orden de desahucio de Irosa y Samaca.
Rogelio López compareció en rueda de prensa en la sede del Clúster da Pizarra para explicar de forma cronológica los hechos que han llevado a la situación de orden de desahucio de Irosa y Samaca.

Rogelio López comenzó recordando que, en el año 1968, con la constitución de la cooperativa Samaca se compraron las primeras fincas en O Trigal, para el almacén de la pizarra, en su mayoría a vecinos del pueblo. 

Unos siete años más tarde, la que hoy es Irosa empezó comprando otras fincas en el lado sur de la carretera, para construir la primera nave de elaboración de pizarra y, a medida que fue creciendo, siguió comprando los terrenos que necesitaba.

En el año 1977, con anterioridad a que los montes fueran clasificados como de mano común y con el objetivo de seguir creciendo, Irosa, Samaca, Pizarras Vianzola y Capimor llegaron a un acuerdo con los vecinos del pueblo en virtud del cual, a cambio de costearles las obras de abastecimientos de agua para los pueblos de Portela y Trigal, éstos le cedían por tiempo indefinido los terrenos necesarios para las industrias.

Con el tiempo y el cambio generacional, y teniendo en cuenta que la Ley de Montes no permite arrendar terrenos por más de 11 años, se llegó a un acuerdo con los vecinos para establecer unos contratos de arrendamiento, legalizar la situación y que el pueblo tuviera unos ingresos. En ese contrato, se especificaba, que las fincas particulares, compradas con una anterioridad de 40 o 50 años, quedaban excluidas del arrendamiento.

En el caso de Irosa, Samaca y Trevinca, antes Vianzola y hoy propiedad de Irosa, finalizaron los contratos el 1 de enero de 2015. Las condiciones que se pedían eran que todas las fincas particulares pasaran a ser propiedad del pueblo. Unos terrenos que incluían 14 edificaciones, entre fábricas, almacenes, oficinas, comedores y talleres. Además, se demandaba establecer un nuevo contrato por cinco años, no expropiar los terrenos y pagar una renta cinco veces superior a la que el grupo de empresas tenía previamente, entre otras cuestiones que desde Grupo Irosa-Samaca no se podían aceptar, expuso López.

Solicitud de desahucio y expropiaciones

El presidente de los comuneros y su abogado optaron por solicitar el desahucio en los tribunales, y el grupo de empresas, por su parte, optó por solicitar la expropiación de los terrenos, que la Xunta de Galicia concedió.

En opinión de Rogelio López, además, la Junta de Montes de Portela y Trigal expulsó a comuneros de forma injusta, algo que ha sido reconocido por la justicia. En concreto, a vecinos que son mayoría y que no están de acuerdo con lo que hace el presidente de la Junta Rectora, “motivo por el que han sido expulsados”. Pero, además – tal y como señala el presidente del grupo empresarial pizarrero- se admitió a otros vecinos que no cumplían las condiciones para ser reconocidos como comuneros, entre ellos al señor Iglesias. Todo ello con el objetivo de mantener la mayoría.

Toda esta situación ha derivado en el conflicto actual, con una orden de desahucio sobre la mesa, por tener una sentencia de lanzamiento, a pesar de que el grupo de empresas es propietario del 100% de los terrenos.

Con todo, el presidente de Grupo Irosa-Samaca ha mostrado su voluntad de conseguir que el conflicto se solucione y de negociar para que la actividad industrial y los puestos de trabajo puedan mantenerse.

El presidente de Irosa-Samaca confía en alcanzar una solución que permita al grupo seguir operando