Desde el 24 de julio y hasta el 15 de octubre, particulares, empresas y autónomos podrán solicitar estas ayudas a través de alguna de las 99 entidades colaboradoras. Los apoyos, que se concederán en concurrencia no competitiva, es decir, estableciendo prioridad para los que primero presenten su petición, irán de los 1.000 euros (500 la Xunta, 500 los concesionarios) a los 1.500 (repartido equitativamente entre administración y puestos de venta), con un requisito principal: tener un coche de más de una década de antigüedad, con la ITV en vigor, y ostentar por lo menos un año de titularidad del vehículo.

Las condiciones del vehículo que deberá adquirirse para poder optar a las ayudas son que cuente con un precio inferior a los 40.000 euros (excluyendo modelos de lujo y alta gama), y con un límite de emisiones en el caso de turismos de hasta 120 gramos CO2/kilómetro. Para las furgonetas, las emisiones no podrán superar los 137 gramos CO2/kilómetro.

La Xunta de Galicia ha diseñado este plan para incorporar a la circulación modelos más eficaces y comprometidos con el medio ambiente, ofreciendo una gama que incluya a los últimos diseños en innovación y seguridad y que permita, especialmente, renovar el parque móvil gallego. Este plan se concibe también comon un apoyo explícito a la industria gallega de la automoción ante las incipientes dudas que el sector de la energía puede generar entre los consumidores.

La Administración autonómica destina a este plan 1,1 millones de euros, de los cuales 800.000 van dirigidos a particulares, y los 300.000 restantes a empresas y autónomos. Según los cálculos proyectados, se estima que 2.000 turismos y furgonetas serán renovados al acogerse a este programa, movilizando 40 millones de euros.

Además, el impacto laboral incluirá la creación de 320 empleos directos, y servirá para rebajar 1.600 toneladas las emisiones de CO2 al año, el equivalente a la acción de 80.000 árboles. El ahorro total estimado para los usuarios será aproximadamente de 727.000 euros anuales.